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Tus zonas sagradas - Wayne W. Dyer





Imagine esta escena si es tan amable. Dos bebés se encuentran en el útero, confinados en las paredes del seno materno, y mantienen una conversación. Para entendernos, a estos gemelos les llamaremos Ego y Espíritu.

Espíritu le dice a Ego:

—Sé que esto va a resultarte difícil de aceptar, pero yo creo de ver­dad en que hay vida después del nacimiento.

Ego responde:

—No seas ridículo. Mira a tu alrededor. Esto es lo único que hay. ¿Por qué siempre tienes que estar pensando en que hay algo más aparte de esta realidad? Acepta tu destino en la vida. Olvídate de todas esas tonterías de vida después del nacimiento.

Espíritu calla durante un rato, pero su voz interior no le permite permanecer en silencio durante más tiempo.

—Ego, no te enfades, pero tengo algo más que decir. También creo que hay una madre.

—¡Una madre! —exclama Ego con una carcajada—. ¿Cómo puedes ser tan absurdo? Nunca has visto una madre. ¿Por qué no puedes aceptar que esto es lo único que hay? La idea de una madre es descabe­llada. Aquí no hay nadie más que tú y yo. Ésta es tu realidad. Ahora cógete a ese cordón. Vete a tu rincón y deja de ser tan tonto. Créeme, no hay ninguna madre.

Espíritu deja, con renuencia, la conversación, pero la inquietud puede con él al cabo de poco.
—Ego —implora—, por favor, escucha, no rechaces mi idea. De alguna forma, pienso que esas constantes presiones que sentimos los dos, esos movimientos que a veces nos hacen sentir tan incómodos, esa continua recolocación y ese estrechamiento del entorno que parece producirse a medida que crecemos, nos prepara para un lugar de luz deslumbran­te, y lo experimentaremos muy pronto.

—Ahora sé que estás completamente loco —replica Ego—. Lo úni­co que has conocido es la oscuridad. Nunca has visto luz. ¿Cómo puedes llegar a tener semejante idea? Esos movimientos y presiones que sien­tes son tu realidad. Eres un ser individual e independiente. Éste es tu viaje. Oscuridad, presiones y una sensación de estrechamiento a tu alrededor constituyen la totalidad de la vida. Tendrás que luchar contra eso mientras vivas. Ahora, aférrate a tu cordón y, por favor, estate quieto.

Espíritu se relaja durante un rato, pero al fin no puede contenerse por más tiempo. —Ego, tengo una sola cosa más que decir, y luego no volveré a mo­lestarte.

—Adelante —responde Ego, impaciente.

—Creo que todas estas presiones y toda esta incomodidad no sólo van a llevarlos a una nueva luz celestial, sino que cuando eso suceda vamos a encontrarnos con la madre cara a cara, y conocer un éxtasis que superará todo lo que hemos experimentado hasta ahora.

—Estás realmente loco. Ahora sí que estoy convencido.

El libro que tiene en las manos es una interpretación de esta parábola, que he adaptado de una historia relatada por Henri J. M. Nouwen. Mi intención es llevarle a esa resplandeciente luz celestial y hacerle conocer la maravilla de que su noble yo triunfe sobre las demandas de su ego, que sobre todo no quiere.

He organizado este libro en torno a las siguientes premisas:

1. Usted es sagrado, y con el fin de saberlo debe trascender el viejo sistema de creencias que ha adoptado.

2. Es un ser divino llamado a conocer su yo más sublime mediante el dominio de las claves de una conciencia superior.

3- Su yo más sublime puede triunfar sobre las identidades de su ego y convertirse en la fuerza dominante de su vida.

4. Puede irradiar esta conciencia más allá de sus propios límites y transmitirla a todos los habitantes de nuestro planeta.

Dichas premisas configuran los principios de las cuatro partes en que se divide este libro. Cada capítulo está escrito con el propósito de ayudarle a conocer estos principios.

Los antiguos escritos espirituales de la Càbala contienen unas enseñanzas muy pertinentes que me gustaría poner en su conocimiento. En ellos se sugiere que nuestro propósito aquí es ascender de los niveles más bajos de la vida a los planos más altos. Pero con el fin de avanzar hasta el siguiente nivel, debemos caer primero... para adquirir y generar la energía necesaria con que impulsarnos hasta un plano más elevado.

Así pues, cada una de las caídas que uno experimenta es realmente una oportunidad para adquirir energía. La energía así obtenida proporciona el impulso necesario para elevarse por encima de lo alcanzado. Su yo sagrado sabe que esas caídas son necesarias para el logro de dicha meta.

Una caída de mi propia vida me proporcionó la oportunidad de generar la energía necesaria para colocar mi existencia en el nivel espiritual sobre el que estoy ahora escribiendo. No tendría sentido publicar el presente libro si no hubiera vivido la experiencia de trascender mis límites.

Estas caídas siempre son de orden divino. El que podamos adquirir la energía para pasar a un plano más elevado, y somos capaces de hacerlo, se encuentra por completo en nuestras manos. Mi mensaje es claro. Utilice las caídas para llegar a una conciencia más elevada y a la percepción de la divina presencia que siempre le acompaña. La energía que adquiere es similar a la fuerza y decisión que reúne el atleta cuando retrocede para impulsarse por encima de la barra del nuevo obstáculo.

Yo conozco esa conciencia espiritual, y confío en que este libro le ayudará a conocer a ese yo sagrado que está siempre con usted.

Amor y luz, Wayne W. DYER


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